Con veinte años y menos capacidad para relativizar, uno se hubiera hundido al leer alguna crítica insidiosa sobre Grietas-, pero a los treinta y nueve la perspectiva es distinta, y por eso mismo tampoco se pone precisamente eufórico cuando, en esta otra reseña, se encuentra que el «autor apunta maneras de convertirse en un referente de la literatura española». Aun así, a nadie le amarga un dulce. AQUÍ LA CRÍTICA COMPLETA.